El arrepentimiento de Pompeya

El sol sale lentamente por el este, iluminando la ciudad de Pompeya con una luz suave, anunciando a la gente que ha llegado un nuevo día.

La gente se despierta de su sueño. Poco a poco el mercado, originalmente silencioso, se volvió ruidoso y los gritos de los vendedores se escuchaban por todas partes; en la ópera se ensayaba una obra; en la arena los gladiadores hacían los últimos preparativos para una representación de vida o muerte. Y detrás de esta calma, la muerte se les acerca paso a paso.

Al mediodía, las nubes sobre el Vesubio adquirieron de repente un color extraño. Esta extraña nube se extendió gradualmente y finalmente cubrió todo el cielo. El cielo estaba completamente cubierto y la suave luz del sol de la mañana hacía tiempo que había desaparecido sin dejar rastro. La ciudad de Pompeya quedó a oscuras, como si la "noche" hubiera caído temprano. Todos miraron hacia el Monte Vesubio. De repente, alguien gritó "¡Día del Juicio Final!" y toda la multitud se asustó.

El Monte Vesubio finalmente mostró su verdadero rostro: una lengua de fuego brotó repentinamente de la cima de la montaña y el color rojo fuego iluminó la ciudad de Pompeya en un instante. Inmediatamente después, el suelo comenzó a temblar violentamente. Esta serie de acontecimientos asustó cada vez más a la gente, y un gran número de personas, viejos y jóvenes, huyeron inmediatamente de Pompeya.

Por la noche, las llamas del paso de montaña volvieron a aparecer, más brillantes y deslumbrantes que la última vez. Finalmente llegó el momento desastroso. En un instante, el monte Vesubio era como una tina rota, y una tina de magma caliente se derramó, tragándose toda la ciudad de Pompeya. El tsunami causado por el terremoto empujó la vida marina hacia la tierra, donde fue cocinada por olas de calor.

Casi todos los seres vivos no han escapado a este desastre, incluidos los humanos, los animales y las plantas. Después de rugir durante siete días y siete noches, el feroz volcán finalmente se cansó. Aunque no hizo más erupción de magma, respiraba con dificultad para expulsar todo el gas venenoso de su abdomen. Las criaturas que sobrevivieron por casualidad no pudieron escapar al destino de la muerte y fueron envenenadas por la gran cantidad de gas venenoso del volcán. Finalmente, estalló otra inundación repentina, que arrastró cenizas volcánicas y sedimentos, enterrando la ciudad en ruinas.

Todo ha terminado, y la antigua y próspera ciudad de Pompeya ha quedado enterrada bajo tierra desde entonces, dejando a la gente sólo con un profundo arrepentimiento.