¿Cómo se llamó salón a la primera habitación?
La primera estancia a la que hace referencia el salón es el salón.
La palabra "Salón" se originó originalmente de la palabra italiana Salotto, que es la transliteración de la palabra francesa Sa Lon. Originalmente se refería a la lujosa sala de estar de las residencias de las clases altas francesas. A partir del siglo XVII, las celebridades de París solían convertir sus salones en lugares sociales famosos. En una época en la que los libros no eran populares y diversas herramientas de promoción estaban poco desarrolladas, el salón era un excelente escenario para mostrar la propia influencia y expandirse. Los visitantes del salón eran todos inteligentes dramaturgos, novelistas, poetas, músicos, pintores, críticos, filósofos, etc.
En los años 1920 y 1930, había un salón famoso en China. La anfitriona era Lin Huiyin, a quien todavía se menciona a menudo. Se puede ver que esta forma de socializar se extendió a China desde muy temprano. Los salones modernos se extienden a las reuniones, que se refieren principalmente a reuniones breves e informales a pequeña escala donde las empresas del sector se reúnen para debatir. Generalmente hay bebidas, dulces, té o espectáculos de canto y baile.
La prosperidad del salón:
La prosperidad del salón es inseparable de los dos países de Francia e Italia. El salón se originó en Italia en el siglo XIV y era producto de la cultura de la corte de aquella época. Cuando los albores del Renacimiento iluminaron la península de los Apeninos en los siglos XIV y XV, se redescubrió el gran valor del ser humano, la libertad personal se fue diluyendo paulatinamente por la influencia de clase y comenzaron a desarrollarse los salones.
En la corte de Roberto, entonces rey de Nápoles, la gente escuchaba atentamente la discusión académica entre Boqiu y Petrarca. Fue aquí donde Boccaccio acumuló una gran cantidad de material para sus maravillosos cuentos. Durante el período en que la familia Medici gobernó Florencia, gracias a los esfuerzos de tres generaciones, desde Cosme hasta Lorenzo, el seminario del Palazzo Clechi se convirtió en un lugar de reunión para los humanistas del Renacimiento italiano.
Si en esta atmósfera tan respetable los literatos no pueden escapar del control de sus amos aristocráticos, no pueden adquirir autodisciplina, no pueden convertir las conversaciones en críticas y convertir hermosas palabras en argumentos incisivos, entonces, cuando la aristocracia se encuentre Lo mejor de una reunión en un salón rural es que no hay trámites burocráticos rígidos, ni sensación de moderación o distinción de clases. Todos son bienvenidos como personas destacadas.