Introducción al drama existencial

Los escritores representativos del drama existencial son J.-P. Sartre (1905~1980) y A. Camus (1913~1960). Las obras de Sartre incluyen "Moscas" (1943), "La cámara secreta" (1944), "Muerte sin entierro" (1946), "Manos sucias" (1948) y "La puta sumisa" (1947). Los personajes de sus obras se enfrentan a múltiples opciones y tienen que reevaluar su visión de la vida y crear nuevos estándares de vida. Sartre intentó hacer que la gente se responsabilizara de sus acciones y anteponer la moral personal a la lealtad social y política. Camus juega un papel igualmente importante entre los dramaturgos existencialistas. Entre sus guiones se encuentran "Malentendido" (1944), "Calígula" (1945), "La ley marcial" (1948) y "El justo" (1949). Camus enfatizó lo absurdo del mundo y abogó por la "resistencia" de la gente. Su especial contribución al drama proviene de su ensayo "El mito de Sísifo", en el que la definición de la palabra "absurdo" sirvió de base para futuros dramas absurdos. Camus se negó a admitir que era un existencialista, pero sus conclusiones eran consistentes con las de Sartre.