La alquimia del tono de Andras Schiff
Cuando Schiff tocaba sonatas de Mozart y piezas para piano de Schubert (como D.780 y D.946 incluidas en este álbum), siempre cantaba o hablaba gramaticalmente, sin mostrar nunca indiferencia o indiferencia. Convertirá la inspiración que siente en las obras en la calidez que aparece bajo sus dedos, creando una interpretación musical tan brillante como el sol sin recurrir a exageraciones dramáticas. Schiff no es el tipo de intérprete atlético que conquista al público con su interpretación fuerte. Es un alquimista del timbre. A base de soltura y suavidad, logra cantar en fortissimo y muestra el lado accesible de sus obras. Como intérprete de Bach, siguió el sabor de la antigua música de baile de la época y tocó la música de contrapunto de forma viva y enérgica. El humor, el misterio y el estilo rococó se intercalan con frases de improvisación, que es la técnica sumamente valiosa de Schiff. En las grabaciones recientemente publicadas de las obras de Haydn, se puede ver la tendencia de Schiff a presentar las obras tal como fueron concebidas originalmente. En este conjunto de grabaciones de obras de Haydn editadas por Teldec, Schiff intentó expresar el sabor auténtico de la música tradicional centroeuropea. Schiff no se inmutó y en el comentario de la grabación fue explícito al criticar el enfoque desviado de ciertos pianistas, como Gould y Richter. Hacerlo no sólo demuestra una confianza considerable, sino que también conlleva una misión ferviente de tipo misionero.