La trama del entrenador loco

Eddie, que es conductora de limusinas de profesión, es una súper fanática y sabe todo sobre los New York Knicks. En una competición de baloncesto en el centro del campo con la participación de público en vivo, mágicamente golpeó la canasta en la red, lo que despertó el asombro del público. La recompensa fue entrenar a los Knicks en la segunda mitad del partido. Originalmente, esta era una herramienta de promoción para el dueño del equipo, pero no esperaba que Eddie realmente lo hiciera en serio. Hubo un entendimiento tácito natural entre los jugadores y ella, y el balón se ganó felizmente y hubo aplausos constantes. "Sin aficionados no habría baloncesto profesional"