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Un gimnasio de mujeres en Hebei fue aplastado por un entrenador. ¿Cómo elegir un entrenador profesional?

Una mujer en Hebei estaba tomando una clase de entrenamiento personal en el gimnasio cuando el entrenador le aplastó la pierna. Quería elegir un entrenador profesional en el gimnasio. En primer lugar, necesitas saber si el entrenador tiene un certificado de cualificación, porque ahora tienes que conseguir tu propio certificado para demostrar que el entrenador es un entrenador profesional y cualificado. Al mismo tiempo, como gimnasio, al solicitar un entrenador, también se deben comprobar estrictamente las calificaciones del entrenador. Este entrenador trabaja como entrenador personal con mujeres en el gimnasio, lo cual es realmente indecente.

Una mujer fue atropellada por un entrenador en el gimnasio y se rompió una pierna. Ese día, cuando la mujer estaba tomando una clase privada en el gimnasio, el instructor presionó directamente a la mujer. La mujer fue vista en una escena muy dolorosa captada en un video de vigilancia. Durante este periodo, la mujer le recordaba de vez en cuando al entrenador que no podía soportarlo. Pero no funcionó. El entrenador no prestó atención a lo que decía la mujer. En cambio, continuó presionando las piernas de la mujer, lo que hizo que ella escuchara un "golpe" y sintiera que tenía los huesos rotos.

Cuando un culturista elige un entrenador profesional, primero debe fijarse en la cualificación del mismo, que también tendrá cierta relación con los años de experiencia del mismo. En algunos gimnasios, al contratar personal de fitness, no es posible comprobar las calificaciones de los entrenadores con antelación. Pero los gimnasios generalmente tienen que reclutar a algunos chicos guapos para atraer a más chicas a que vengan al gimnasio a hacer ejercicio.

El entrenador debe ser responsable de la mujer, porque fue este entrenador quien provocó la fractura de la mujer durante la clase, y el entrenador tiene una responsabilidad ineludible. Al mismo tiempo, los futuros gastos médicos y mentales de las mujeres deberán ser pagados por el entrenador. Si el entrenador podía escuchar a la mujer en ese momento, sabía claramente que los demás no podrían soportarlo. Tal poder no debería causar estrés a los demás, ni debería causar que las mujeres se rompan huesos.