Error de atribución fundamental: ¿Por qué tomó la decisión equivocada?
Una semana después, corrí a ver una película con mis amigos. Estaba lloviendo y el tráfico era muy denso. Deseaba poder llegar antes de que terminaran los ensayos, pero cuando llegué al cine (debo añadir empapado hasta la muerte), la película ya había comenzado. Tuve que encender la linterna de mi teléfono para encontrar un asiento y accidentalmente pisé los dedos de varios cinéfilos. Escuché un pitido y un gran suspiro. Al parecer, esta gente pensaba que yo era un completo imbécil.
"¡No es mi culpa! ¡Está lloviendo y el tráfico es caótico!", pensaba mientras me sentaba en mi asiento. "Normalmente nunca llego tarde".
El "error de atribución fundamental" significa que tendemos a juzgar a los demás de manera diferente a como lo hacemos a nosotros mismos. Según la Dra. Cristina Bichieri, es "la tendencia a creer que lo que hacen las personas refleja quiénes son", para bien o para mal.
Aunque el error de atribución fundamental tiene algunos beneficios, también tiene desventajas en la forma en que vemos a los demás. Ser conscientes de esta tendencia puede ayudarnos a utilizarla de forma adecuada. Hay dos formas de garantizar que no nos afecte el sesgo:
Este sesgo cognitivo se presenta de varias formas. En el primer caso, cuando sucede algo malo. Cuando cometemos un error, tendemos a creer que sucedió debido a circunstancias fuera de nuestro control. Sin embargo, cuando otros fracasan, a menudo asumimos que se debe a malas decisiones o que son malas personas.
Por ejemplo, pensé que llegaba tarde a una película debido al clima, que estaba fuera de mi control. Sin embargo, no traté de la misma manera a otros recién llegados. Creo que es una persona grosera, aunque no sé qué la haría llegar tarde.
El segundo tipo de error de atribución fundamental ocurre cuando las cosas van bien. Cuando tenemos éxito, tendemos a creer que es el resultado de nuestro talento y trabajo duro. Sin embargo, puede ser cierto que cuando otros tienen éxito, nuestros prejuicios a menudo nos hacen pensar que tienen suerte o son privilegiados de alguna manera. El compañero de universidad que hizo una fortuna en Hollywood, o el amigo que ahora reporta al director ejecutivo de una empresa Fortune 500, simplemente estaban en el lugar correcto en el momento correcto, ¿verdad?
Tendemos a entendernos a nosotros mismos más que a los demás. ¿Qué pasó?
Primero, es difícil ver los hechos cuando no tenemos toda la información. Sólo vemos la superficie. Cuando alguien más se equivoca, asumimos que es la causa más obvia del problema. No podemos ver todo lo que podría pasar. Cuando se trata de nuestros propios errores, somos plenamente conscientes de los factores que escapan a nuestro control, por lo que entendemos por qué nos equivocamos.
Por otro lado, atribuir nuestro éxito a nuestra excelencia puede aumentar nuestra confianza, hacernos sentir bien y mejorar nuestra reputación entre quienes nos rodean.
Resulta que una mayor confianza puede beneficiarnos e incluso ayudar a la evolución. Los investigadores creen que cuando cambiamos la percepción que tenemos de nuestras capacidades, podemos estar dispuestos a asumir riesgos beneficiosos.
Por ejemplo, un estudio de estudiantes universitarios desempleados encontró que aquellos que se atribuían el éxito a sí mismos tenían más probabilidades de encontrar trabajo que aquellos que tendían a culparse a sí mismos por el fracaso. Los investigadores creen que los estudiantes que ven las cosas de una manera más egoísta son más positivos y optimistas sobre el futuro.
Aunque el error de atribución fundamental tiene sus ventajas, también tiene desventajas en la forma en que vemos a los demás. Ser conscientes de esta tendencia puede ayudarnos a utilizarla de forma adecuada. Hay dos formas de evitar sesgos:
¿Alguna vez te has detenido a comprender cuántas de las cosas correctas debes hacer ahora mismo para leer esta oración? En los 65.438+03.800 millones de años posteriores al Big Bang, miles de millones de planetas flotaron alrededor del negro abismo del universo en innumerables galaxias, y en los 2 millones de años de evolución humana se insertó uno de los millones de espermatozoides especiales en un óvulo. Las posibilidades de ganar esta lotería cósmica son asombrosas. Lo mejor de todo es que no tienes que hacer nada.
También estás viviendo en el período más seguro, más saludable, más educado y más justo de la historia de la humanidad. Por supuesto, las cosas en el mundo están lejos de ser perfectas, pero para la persona promedio son mejores ahora que en cualquier otro momento de la historia.
Recordar cuántas cosas sobre las que no tenemos control deben hacerse bien puede ayudarnos a sentirnos agradecidos y recordarnos lo afortunados que somos de que tantas cosas se hagan sin ningún esfuerzo de nuestra parte. Este bendito tesoro puede ayudarnos a cultivar una perspectiva más imparcial.
Las investigaciones muestran que es más probable que caigamos en el error de atribución fundamental cuando hacemos juicios precipitados sobre los demás. La próxima vez que se encuentre criticando el comportamiento de otra persona, culpándola a quién es en lugar de a lo que hace, intente utilizar la empatía.
Practicar la empatía para reducir el error de atribución fundamental. Los investigadores creen que fingir ser alguien a quien se puede culpar nos hace más amigables y menos críticos.
Por ejemplo, el conductor que forzó la incorporación podría ser un imbécil o podría conducir a una mujer que está a punto de dar a luz. Por supuesto, las cosas son impredecibles, pero ¿por qué pensarlo desde otra perspectiva? Tu enojo no cambiará su forma de conducir y solo te causará un estrés excesivo.
Antes de emitir un juicio precipitado, intente idear una historia diferente para explicar por qué alguien actuó de cierta manera. Independientemente de si esta historia es un poco extraña o no, probablemente hayas experimentado una situación similar.
El error de atribución fundamental es la naturaleza humana. Nos ayuda a sobrevivir aumentando nuestra confianza y reputación. Sin embargo, en la sociedad moderna, este sesgo cognitivo puede perjudicarnos a nosotros y a los demás más que ayudar. Puede hacer que perdamos la calma, que nos metamos en más problemas con una reacción de enojo o que arruinemos nuestro día.
Sin embargo, este prejuicio no es nuestro destino. Hay formas de superar esta tendencia y vivir una vida más feliz y compasiva. La próxima vez que estés perdiendo la paciencia y tengas la tentación de mirar mal a alguien o pensar que es una mala persona, recuerda que es humano, como tú. Cuestiona tus propios pensamientos y ponte en su lugar, aunque requiera algo de práctica. Todos estaremos mejor.
Original en inglés