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Películas clásicas que reflejan a los judíos de la Segunda Guerra Mundial

La película clásica que refleja la experiencia judía en la Segunda Guerra Mundial es "Lección Persa".

Durante la Segunda Guerra Mundial, Giles, un judío, mintió en un campo de concentración diciendo que era persa para salvar su vida. Fue descubierto por un oficial alemán y le pidió que le enseñara persa. Giles, que no entendía persa en absoluto, sólo podía inventar un idioma de la nada. Comenzó a utilizar los nombres de los judíos detenidos en campos de concentración como raíces para formar miles de palabras "persas". En un ambiente brutal, Si se volvió dependiente de él y comenzó a protegerlo. Inesperadamente, un verdadero persa llegó al campo de concentración.

¡Para sobrevivir, el protagonista creó su propia "lengua persa" utilizando los nombres de casi 3.000 prisioneros! El filósofo dijo: El hambre, las plagas, la guerra y la revolución han causado grandes cambios y traumas en la historia de la humanidad durante miles de años. Por lo tanto, en los últimos cien años, han surgido una tras otra obras literarias y artísticas que reflejan la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Las más exitosas se basan todas en el desarrollo profundo y el respeto de los hechos históricos. Esta película "escrita a partir de hechos reales" es otro ejemplo.

Apreciación de la película

Un prisionero judío escapó haciéndose pasar por persa, pero el oficial nazi le pidió que le enseñara persa. La película aporta una fuerte tensión dramática. En circunstancias desesperadas, los prisioneros judíos crearon un idioma. Cada palabra tomó prestado el nombre de un compañero de prisión, y de ahí nació el peso de la historia. Una relación muy desigual y antagónica, con el despliegue de la "clase de lengua persa", transformada en una relación de fraternidad comprensiva y maestro-discípulo.

La simpatía del público comenzó a oscilar entre dos bandos diferentes, y esta breve calidez finalmente fue destrozada por la justicia histórica. La película reproduce la pesadez y el absurdo de la historia de la Segunda Guerra Mundial. Nahuel Pérez Biscayat, que interpreta el papel de un prisionero judío, cambia libremente entre cuatro idiomas: inglés, francés y alemán, lo cual es sorprendente.