¿Qué aprendí de las abejas?
Llegué a la conclusión de que las abejas pueden identificar direcciones no por su larga memoria, sino por un instinto que no puedo explicar. De él aprendí que debemos ser buenos observando las cosas y los animales que nos rodean.
Introducción del artículo:
Al inicio del texto, el autor utiliza la palabra "escuchar y escuchar". Lo que se escucha puede no ser verdadero y confiable, por lo que esta no es solo la razón por la que "yo" realiza el experimento, sino que también refleja la actitud científica de búsqueda de hechos de "yo" que no cree en la obediencia ciega. Lo que significa aquí la palabra "escuchado". Atrape abejas en su propio jardín para observarlas fácilmente; márquelas para distinguirlas de otras abejas.
Dejar que las abejas vuelen a dos millas de distancia, un poco más lejos, puede explicar mejor el problema; pedirle a la pequeña hija que espere junto al panal es para controlar el tiempo en que las abejas regresan, etc. Esta serie de procesos experimentales refleja plenamente la calidad rigurosa del autor.
El autor no sólo observa con atención, sino que también piensa con atención. Se puede recordar a los estudiantes que presten atención a palabras como "pienso", "especulo", "es decir" y "ciertamente", que no sólo expresan con mucha precisión la psicología del autor, sino que también reflejan la calidad de pensamiento del autor.
La conclusión del autor en el texto es clara y cierta (no es un recuerdo extraordinario), pero también hay algunas partes vagas y dudosas (instinto inexplicable). Esto no es sorprendente, existen muchos fenómenos de este tipo en la historia de la ciencia. La capacidad del autor para hablar con franqueza sobre sus inexplicables conclusiones demuestra además que es una persona que toma la ciencia en serio y busca la verdad a partir de los hechos.
Este artículo es de la información ampliada de "Insectos" escrita por el científico francés Fabre
Antecedentes del escrito:
Cuando Fabre tenía 31 años, recibió un Doctorado en ciencias naturales, durante este período creó una serie de obras biológicas como "Plantas" y "El tío Paul habla de plagas". En 1854, Fabre publicó sus "Observaciones sobre la artroplastia" en los "Anales de las Ciencias Naturales" de Francia.
Tres años más tarde, publicó los resultados de una investigación sobre la metamorfosis de los insectos élitros. Su calidad académica y su importancia teórica impresionaron a sus compañeros. En 1879 se publicó finalmente el primer volumen de "Insectos", que compiló a partir de más de 20 años de datos.
En 1880, Fabre utilizó el dinero ahorrado para comprar una casa antigua y le dio a la residencia un nombre elegante en el idioma provenzal local: Barren Stone Garden.
Año tras año, Fabre vestía una trenca de granjero y cavaba con un pico y una pala plana, y se construyó un paraíso para los insectos. Escribió los frutos de su trabajo en volúmenes de "Insectos". No fue hasta 1907 que salió el décimo volumen de "Insectos".
Sobre el autor:
Jean-Henri Casimir Fabre (1823-1915), famoso entomólogo y literato francés. Se le conoce como el "Homero del mundo de los insectos" y el "Virgilio" del mundo de los insectos.
Sus más de 700 acuarelas de hongos fueron profundamente apreciadas y amadas por el poeta provenzal Mistral. También contribuyó a la industria del blanqueo y teñido y obtuvo tres patentes sobre la alizarina.
En 1857 publicó "Observaciones sobre los hábitos de la artroplastia". Este artículo corrigió las opiniones erróneas de Léon Dufour, el entonces fundador de la entomología, y le valió el honor de la Academia Francesa. Fue galardonado con el Premio de Fisiología Experimental. Durante este período, Fabre también dedicó sus energías a la investigación del tinte natural de rubia o alizarina. El color rojo de los pantalones militares de los soldados franceses en aquella época procedía del polvo de rubia.