Final dramático
Si comparamos la vida con una obra de teatro, entonces cuando ésta termina, nuestra vida también se acaba. El mayor arrepentimiento no es que nuestras vidas tengan un final, ni que al final vaya a terminar. Lo más lamentable es que todos quieren ser los protagonistas de este drama, pero el guión no te sigue, por eso mucha gente vive con dolor. La vida real no es lo que imaginamos. El ideal es muy pleno, la realidad es muy flaca. Nuestros roles se desviaron y asumimos cada vez más roles.
La vida es como una obra de teatro, la vida es como una obra de teatro, la vida toda depende de la actuación. Si quieres desempeñarte bien en cada obra, debes tener un posicionamiento claro de tu papel. Por ejemplo, ¿cuál es la posición de una persona en la sociedad? ¿Qué tipo de papel debería desempeñar? Por eso tiene que trabajar duro para interpretar este papel. El papel desempeñado por las personas también cambia a medida que cambia el entorno. Por ejemplo, un hombre puede ser líder o empleado en el trabajo, pero en casa es esposo o padre. Luego, cuando su papel en el hogar cambia, ya no puede ser líder en el hogar, sino que debe convertirse en líder en el hogar. hogar. Un buen esposo que ama a su esposa e hijos.
El cielo es impredecible y nadie sabe qué nube traerá lluvia. Está bien comparar la vida con el drama, porque la vida está llena de drama. Entonces, si te sucede una escena dramática, cómo la afrontas depende de si tienes una mentalidad de sonreírle a la vida. Si realmente puedes convertir esta vida en este drama, no te importará demasiado y sonreirás con orgullo en las nubes con una actitud indiferente.
En resumen, debemos darnos una posición clara, posicionar bien nuestro papel y luego trabajar duro para retratarlo a la perfección.