Alguien me dijo que la memoria de un pez es de sólo 7 segundos. Después de 7 segundos, no recordará el pasado y todo será nuevo. Así que en este pececito
Alguien me dijo que la memoria de los peces es de sólo 7 segundos. Después de 7 segundos, no recuerda el pasado y todo se vuelve nuevo.
Así que en esa pequeña pecera, nunca se aburrirá, porque después de 7 segundos, cada lugar en el que nada se convierte en un mundo nuevo. Se mantiene fresco para siempre.
Preferiría ser un pez y olvidarme de todo después de 7 segundos. Todas las personas que conozco y todo lo que hago pueden desaparecer, pero no soy un pez, así que no puedo olvidar a las personas que amo, el dolor que me importa y el dolor del mal de amores...
Pez No pueden ver las lágrimas de un ser querido, pero pueden sentir el dolor de la otra persona. En esta vida, no podemos ser un pez libre, así que no podrás sentir mi dolor cuando me dejes. Así como no sé que me amas...
¿Cuánto tiempo puedes amar a alguien?
Si fuera un pez, podría amarte durante 7 segundos...
Siete segundos después, me volvería a enamorar de ti, y te amaré para siempre. A la manera de los peces.
Estoy parpadeando. ¿Y tú? ¿Estabas bien cuando parpadeé? Te extraño, así que sigo parpadeando porque no quiero que me salgan lágrimas. Resulta que los peces también tienen sentimientos de anhelo y dolor. Qué maravilloso es ser pez en el agua. Eres libre de llorar por amor sin que te lastimen.
Muchas veces me pregunto ¿qué estoy perdiendo por amarte? Resultó que me estaba perdiendo. Y lo más importante es que prefiero seguir así porque no quiero estar sin ti.
Ahora puedo ver el sol brillante, la primavera brillante y tu rostro tímido. Si un día solo puedo ver oscuridad, espero ser realmente un pez, porque siempre puedo mirarte con los ojos abiertos sin preocuparme de que me lastimes.
Tengo una opción.
Si Dios nos da la oportunidad de ser un pez, espero que puedas sentir mi dolor...
Si Dios nos da la oportunidad de ser un pez, espero que yo pueda Te amo por 8 segundos, porque 8 segundos es toda una vida para la memoria de un pez...
Eco del Arcoiris