Artículos sobre el presidente dominante
Hasta que un día, te conocí. Me impresiona tu inteligencia y perspicacia, y me conmueve tu belleza y temperamento. Estoy empezando a pensar, tal vez seas tú a quien he estado buscando.
Sin embargo, cuando intenté controlar todo sobre ti y convertirte en mi cónyuge, comenzaste a mostrar signos de resistencia. No quieres aceptar mis arreglos, no quieres inclinarte frente a mí e incluso te atreves a desafiar mi autoridad frente a mí.
Me siento enojado y decepcionado porque siento que mi fuerza y mi estatus deberían asombrarte. Sin embargo, me dejas confuso e impotente. Comencé a dudar de mis habilidades y de mi valor, y comencé a dudar si realmente era digno de ti.
Sin embargo, después de un período de pensamiento e introspección, entiendo una verdad: no necesito tu amor, solo necesito tu obediencia. Lo que necesito es alguien que pueda apoyarme, ayudarme y escucharme, no alguien que se me resista.
Entonces, comencé a reajustar mi actitud y comportamiento, aprendí a respetar tus opiniones y elecciones, aprendí a llevarme bien contigo y aprendí a influenciarte con amor y cuidado. Ya no trato de controlar todo sobre ti, sino que respeto tu independencia y libertad y te dejo sentir tu propio valor y existencia.
Al final nos unimos y nos convertimos en socios y amigos. Entiendo que intimidar a los débiles y temer a los fuertes no significa ser fuerte, y ser obediente no significa débil. Una persona verdaderamente fuerte es aquella que puede controlar sus emociones y comportamientos, respetar las elecciones y los derechos de los demás e influir en los demás con amor y cuidado.
Pasos de la operación:
1. Aprenda a respetar las opiniones y elecciones de otras personas y no intente controlar todo sobre los demás.
2. Llévate bien con los demás como iguales, y no dejes que tu estatus y poder afecten la libertad e independencia de los demás.
3. Utilizar el amor y el cuidado para influir en los demás y hacerles sentir su propio valor y existencia.
Subtítulo:
Primero, intimidar a los débiles y temer a los fuertes no significa ser fuerte.
En segundo lugar, la obediencia no significa debilidad.
En tercer lugar, la persona verdaderamente fuerte
Conclusión: Una persona verdaderamente fuerte es aquella que puede controlar sus emociones y su comportamiento, respetar las elecciones y los derechos de los demás e influir en los demás con amor y cuidado. ¡No necesito tu amor, solo necesito tu obediencia!