La vida es como una película.
La vida es como una película. La película comienza nada más nacer.
El protagonista somos nosotros mismos, y todas las historias se desarrollarán a nuestro alrededor.
Nosotros mismos somos los guionistas y decidimos cómo ambientar la trama.
Somos los directores, y decidimos cómo presentar perfectamente la trama de la película.
Para ser un buen guionista, debemos planificar cuidadosamente y tener una trama maravillosa para atraer a la audiencia.
Para ser un buen director, deberíamos pulirlo con cuidado, o eliminar ciertos clips o incluso personajes secundarios como último recurso.
Para ser un buen protagonista debemos entender el desarrollo argumental de toda la película y dominar nuestras dotes interpretativas.
La vida es como una película. Cada personaje aparece por una razón. Algunos personajes secundarios parecen traer alegría al protagonista y otros dolor, pero al final son para hacer la película más completa.
La vida es como una película. Cuando aparece un nuevo personaje secundario, comienza un nuevo prólogo. Así que no pases por alto a todos los personajes secundarios.
La vida es como una película. En las películas de otros, todos somos personajes secundarios, por eso debemos reconocer nuestra propia posición y no acaparar el protagonismo.
La vida es como una película No importa cuán perfecta creamos que es la trama, todavía habrá arrepentimientos cuando la película termine.
Sin embargo
Después de todo, la vida no es una película. No hay una trama preestablecida. Nunca sabemos qué sucederá en el momento siguiente.
Después de todo, la vida no es una película. No hay pausa ni posibilidad de volver. Si te la pierdes, te la has perdido.