¿Cómo encarna "Esperando a Godot" las características artísticas del absurdo?
1. El drama absurdo se refiere a un género dramático que surgió principalmente en Europa entre los años 1940 y 1960. El término "teatro del absurdo" fue acuñado por primera vez por Martin Esling, quien lo utilizó como título de una obra de teoría literaria del mismo nombre publicada en 1961 [1]: 162. Esling cree que las obras de estos dramaturgos son expresiones literarias del concepto filosófico propuesto por Camus en "El mito de Sísifo": "La vida es inherentemente sin sentido". Las características comunes de estas obras son: parecen vodevil, contienen imágenes terroríficas o trágicas, los personajes se encuentran en situaciones desesperadas y se ven obligados a repetir acciones sin sentido, los diálogos están llenos de clichés, juegos de palabras y tonterías, y las tramas son repetitivas o absurdo. El despliegue de la realidad es una caricatura o disolución del realismo. Entre los principales representantes se encuentran Samuel Beckett, Eugène Ionescu, Harold Pinter, Jean Genet, Edward Albee, Vaclav Havel, etc.
Características:
1. El lenguaje del personaje es confuso.
2. No hay ningún conflicto dramático apasionante.
3. No hay personajes con personalidades distintivas.
4. Los accesorios tienen funciones extrañas y extrañas.
2. Análisis:
"Esperando a Godot" es un guión "antitradicional" escrito por Beckett y una de las obras fundacionales del drama absurdo. Se trata de una obra en dos actos, con cinco personajes: dos viejos vagabundos: Estragón (también conocido como Gogo) y Vladimir (también conocido como Didi), el dueño de esclavos Pozzo con su esclavo "Lucky" (transcrito como Luc), y un niño que informó la noticia.
En la primera escena, dos vagabundos no identificados, Gogo y Didi (Vladimir y Estragon), esperan la llegada de Godot bajo un árbol muerto junto a un camino al anochecer. Para matar el tiempo, hablaban incoherentemente, intentaban contar historias, buscaban temas y realizaban todo tipo de acciones aburridas. Confundieron a los dos amos y sirvientes, Pozzo y Lucky, con Godot. Hasta que oscureció, vino un niño y les dijo que Godot no vendría hoy sino que vendría mañana.
En el segundo acto, al anochecer del día siguiente, los dos esperaban la llegada de Godot igual que ayer. La diferencia es que al árbol muerto le crecen cuatro o cinco hojas, Pozzo vuelve y se queda ciego, y Lucky se queda mudo. Cuando oscureció, el niño trajo otro mensaje, diciendo que Godot no vendría hoy sino mañana. Los dos estaban desesperados. Querían morir pero no lo lograron. Querían irse pero se quedaron quietos. Desde el contenido de la trama hasta la forma de actuación, la obra encarna el absurdo que es muy diferente del drama tradicional.
El segundo acto de Esperando a Godot es casi una repetición exacta del primer acto. Cuando termina la obra, parece que no pasó nada, el final vuelve al principio y el tiempo parece haber dejado de avanzar. Pero el efecto dramático que se consigue con la repetición de la trama es la extensión infinita del tiempo y la espera interminable, por lo que la comedia se convierte en tragedia.