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¿Qué es el "Síndrome del Amor de Estocolmo"?

El síndrome del amor de Estocolmo también se llama complejo de rehenes. En términos generales, se refiere a un complejo en el que la víctima de un delito desarrolla sentimientos por el delincuente e incluso ayuda a éste a su vez. Esta emoción lleva a la víctima a desarrollar una impresión favorable del agresor, a volverse dependiente de él e incluso a ayudar a los demás.

Un fenómeno que ocurre fácilmente en el amor es que la persona más apegada e inolvidable es a menudo la que más se lastima y pisotea más sus sentimientos. Definitivamente, esto no quiere decir que esta persona sea la mejor, pero sí que puede sufrir el síndrome del amor de Estocolmo.

Los psicólogos han descubierto a través de investigaciones teóricas y empíricas que, siempre que sea el momento adecuado, cualquiera puede sufrir el síndrome de Estocolmo: enamorarse de alguien que le hace daño, pensar en esa persona todo el tiempo y incluso recordarlos, y cuanto más profundo es el dolor, más inolvidable es. Muchas personas esperan tener superpoderes para cambiar a la otra persona, y la creencia de que pueden cambiar a la otra persona aumenta en gran medida la probabilidad de que las personas sufran el síndrome del amor de Estocolmo.

El amor con síndrome de Estocolmo suele tener un comienzo clásico. El hombre te dice francamente que soy una mala persona y que no puedo ser responsable de ti ni siquiera darte nada. Su honestidad despierta tu simpatía, curiosidad y ganas de conquistar. Te preguntas qué tipo de pasado lo trajo al presente, qué tan malo puede ser un hombre, qué tipo de amor puede derretirse.

Lo malo es que te enamoras de él. Sin esta premisa, todo carece de sentido. Basta ya de autoabuso, pero nunca hasta el fin del mundo. Cuando somos jóvenes, nuestra tolerancia al dolor siempre es muy alta. A medida que creces, tu tolerancia al dolor se debilita día a día y, un día, elegirás mantenerte alejado.

Es mejor pensar en el síndrome de Estocolmo como una hermosa aventura en el proceso de crecimiento, cuando no sabemos cuánto cuesta enamorarnos de un "chico malo", cuando sobreestimamos la grandeza del amor, cuando pensamos que podemos ayudar a los demás renunciando a nosotros mismos.

Se trata de una enfermedad psicológica. Las personas que padecen esta enfermedad no sólo no resisten la opresión de quienes se hacen daño, sino que desarrollan sentimientos de admiración, aprecio o dependencia.